La pandemia agravó el riesgo que tiene de la población migrante venezolana que reside en el distrito de Surquillo de enfrentar episodios de inseguridad alimentaria. Durante el año 2020, las y los migrantes venezolanos no han sido considerados en las políticas alimentarias ni en las acciones de respuesta a la COVID-19 que implementó el gobierno. En este, como en muchos otros temas, las y los migrantes continúan siendo invisibles y excluidos.
Un estudio realizado entre enero y abril de 2021 puso en evidencia que la inseguridad alimentaria afectó más a las mujeres solas con más de tres hijos a su cargo, que tienen una situación migratoria irregular, viven en hogares con vulnerabilidad laboral y hacinados en cuartos alquilados. El estudio sugiere que ser inmigrante venezolano en el distrito de Surquillo indica una alta probabilidad de encontrarse en situación vulnerable. La ayuda alimentaria recibida mitigó, pero no resolvió, la inseguridad alimentaria de las y los migrantes venezolanos vulnerables, en especial para las mujeres que fueron quienes recibieron, pero también brindaron, más ayuda alimentaria a vecinos y amigos, tanto venezolanos como peruanos. Finalmente se muestra que la gastronomía y la alimentación constituyen una gran oportunidad para la inclusión social, económica y alimentaria de la población migrante venezolana.
Agradecimientos:
El estudio se realizó como parte del proyecto Inclusión social, económica y alimentaria de las y los migrantes venezolanos del distrito de Surquillo a través de la alimentación y la gastronomía que implementaron ECOSAD, CENCA, Veneactiva y Ocasiven con apoyo del Programa Europeo Regional de Migración y Refugio Iniciativa Especial SI Frontera, financiado por la Unión Europea y la cooperación alemana para el desarrollo, implementada por la GIZ. Esta publicación es el resultado de una colaboración entre la Fundación Friedrich Ebert de Perú y la GIZ en el Perú.
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